Saber irse a tiempo

Saberse ir a tiempo a veces es la mejor solución. En otras ocasiones quizás no.
Cuando pasamos un tiempo determinado, largo, realizando algo en ocasiones se plantea el dilema que nos hace pensar en cuándo tomar la decisión de poner un punto final. Puede ser en un trabajo, un puesto de responsabilidad, una determinada tarea de cualquier índole. El caso es que hay veces que cuesta decir adiós porque nos creemos imprescindibles en dicha tarea, pero a todo hay quien gane. Todos tenemos nuestros momentos de gloria. La cuestión es saber cuando estos tiempos acaban y si es mejor que se nos desplace desde fuera o seamos nosotros quienes decidamos irnos en el momento oportuno. Si nos quedamos más de la cuenta quizá nos despidamos en el peor momento o hagamos que la gloriosa despedida se convierta en nefasta.
¿Será mejor escuchar?: ¡es una pena que se haya ido!, o ¿será peor que digan?: ¡ya era hora de que se fuera.
El dilema o la cuestión se basa en darse cuenta si es bueno agotar los grandes momentos hasta que se difuminan o sí es más positivo dejar perder un espacio de fortuna para salir de ese terreno dejando una sensación positiva.
El caso es que en ocasiones puede ser muy buena idea el preparar un fin con éxito asegurado, en vez de dejarse llevar por la improvisación.






No hay comentarios:

Publicar un comentario