Contenerse para dejar pasar la tormenta

En ocasiones la mejor opción es contenerse, morderse la lengua, retenerse hasta que la tormenta pase, aunque no siempre es posible. Esto no significa el no decir las cosas, pero si dejar la expresión del malestar para un momento más apropiado, quizá ofrecer ese punto de vista en un momento más oportuno. Se trata de controlarse para no dejarse llevar por los impulsos.
La vida nos hace toparnos con circunstancias poco oportunas y también con comportamientos propios o ajenos que nos ofrecen un escarmiento poco merecido. En dichas ocasiones nuestra reacción puede ser impulsiva con las consecuencias que ello conlleva, pues podemos reaccionar de un modo inesperado por la otra parte o, quien sabe, motivado para hacernos salir de nuestras casillas. Por ello, es fundamental controlar esos impulsos y llevar a nuestro terreno la situación para aprovecharla de algún modo productivo y no desecharla por puro orgullo. 
Cierto es que no siempre es posible ese autocontrol pero sí es efectivo el entrenamiento para que poco a poco seamos capaces de controlar cada uno de nuestros impulsos. 
Ante todas estas cuestiones hay otro dicho popular que puede ofrecer alguna solución, es que "el tiempo todo lo cura".