Ponerse en el lugar de los demás

Para ganar, en la mayoría de las ocasiones, tenemos que llevarnos a los demás a nuestro terreno. Para vencer, tenemos que convencer. Convencer, según el diccionario de la Real Academia Española es Incitarmover con razones a alguien a hacer algo o a mudar de dictamen de comportamiento. Pero bien es verdad que hay ocasiones en las que las posiciones son tan distantes que no somos capaz de hacer ver que nuestros intereses son los mismos que los de las personas con las que queremos llegar a un acuerdo.

Está de moda la expresión ponernos las botas del otro y quienes consideran que esto no es de este modo. Imagino la incomodidad que supondría ponerme los zapatos de una persona que tiene un pie menor que el mio. Sobre todo si quiero caminar todo el día con ese calzado. Sería tratar de meternos en la otra persona con presión, cuando lo que realmente hace falta es comprensión. Es lo que la RAE define como "encontrar justificados o naturales los actos o sentimientos del otro". 
Normalmente, toda conducta, toda forma de ser, toda actuación tiene una justificación. Quien opina de un modo tiene sus razones para hacerlo. En ocasiones no somos capaces de ponernos en su lugar, ni de entender porque esa persona se comporta de dicha manera. Quizá esa persona tampoco comparta nuestro parecer. Por ello tenemos que hacer un esfuerzo de ponernos en el lugar de los demás para hallar la lógica de su comportamiento y desde ese espacio llegar más adecuadamente a un entendimiento.
Ponerse en el lugar de los demás no es fácil, ni siempre posible porque son muchas las cuestiones que hacen que cada cual seamos como somos. Por mucho que queramos encontrar el porqué una persona es así, muchas veces se nos escapan detalles. El ser humano es inmensamente complejo, diverso, variado, exclusivo, único, maravilloso.