Ponerse en el lugar de los demás

Para ganar, en la mayoría de las ocasiones, tenemos que llevarnos a los demás a nuestro terreno. Para vencer, tenemos que convencer. Convencer, según el diccionario de la Real Academia Española es Incitarmover con razones a alguien a hacer algo o a mudar de dictamen de comportamiento. Pero bien es verdad que hay ocasiones en las que las posiciones son tan distantes que no somos capaz de hacer ver que nuestros intereses son los mismos que los de las personas con las que queremos llegar a un acuerdo.

Está de moda la expresión ponernos las botas del otro y quienes consideran que esto no es de este modo. Imagino la incomodidad que supondría ponerme los zapatos de una persona que tiene un pie menor que el mio. Sobre todo si quiero caminar todo el día con ese calzado. Sería tratar de meternos en la otra persona con presión, cuando lo que realmente hace falta es comprensión. Es lo que la RAE define como "encontrar justificados o naturales los actos o sentimientos del otro". 
Normalmente, toda conducta, toda forma de ser, toda actuación tiene una justificación. Quien opina de un modo tiene sus razones para hacerlo. En ocasiones no somos capaces de ponernos en su lugar, ni de entender porque esa persona se comporta de dicha manera. Quizá esa persona tampoco comparta nuestro parecer. Por ello tenemos que hacer un esfuerzo de ponernos en el lugar de los demás para hallar la lógica de su comportamiento y desde ese espacio llegar más adecuadamente a un entendimiento.
Ponerse en el lugar de los demás no es fácil, ni siempre posible porque son muchas las cuestiones que hacen que cada cual seamos como somos. Por mucho que queramos encontrar el porqué una persona es así, muchas veces se nos escapan detalles. El ser humano es inmensamente complejo, diverso, variado, exclusivo, único, maravilloso. 



Disfrutar de los merecidos elogios

Los elogios llegan para reconocer nuestras cualidades, méritos, buenas acciones y buen trabajo. Cuando somos regalados con palabras de otras personas, estamos siendo recompensados. Solemos recibir estos premios en forma de palabras, cariño y atención en diferentes momentos de la vida.  Ejemplos de las obras que motivan estas recompensan son: cuando somos madres/padres, cuando un proyecto funciona, cuando es conocido un buen trabajo, cuando realizamos una buena acción. 
Considero que es bueno disfrutar de esos merecidos homenajes. Es muy importante poner en valor estas vitaminas que, si asimilamos correctamente, nos fortalecen y nos motivan a seguir por el buen camino.
Otros ejemplos de estos premios humanos pueden ser: el caluroso aplauso que reciben los actores tras una puesta en escena, el abrazo entre amigos; las felicitaciones de quienes conocen y valoran un proyecto; los agradecimientos; y muchas otras muestras más de afecto, aprecio y reconocimiento.
Elogiar y dejarse elogiar es hábito saludable entre personas queridas, entre amistades 
Pienso que es bueno hacer uso y disfrutar de estas cuestiones, que cuanto menos despiertan una sonrisa y otro reguero de sensaciones, sentimientos y emociones. 


Saber irse a tiempo

Saberse ir a tiempo a veces es la mejor solución. En otras ocasiones quizás no.
Cuando pasamos un tiempo determinado, largo, realizando algo en ocasiones se plantea el dilema que nos hace pensar en cuándo tomar la decisión de poner un punto final. Puede ser en un trabajo, un puesto de responsabilidad, una determinada tarea de cualquier índole. El caso es que hay veces que cuesta decir adiós porque nos creemos imprescindibles en dicha tarea, pero a todo hay quien gane. Todos tenemos nuestros momentos de gloria. La cuestión es saber cuando estos tiempos acaban y si es mejor que se nos desplace desde fuera o seamos nosotros quienes decidamos irnos en el momento oportuno. Si nos quedamos más de la cuenta quizá nos despidamos en el peor momento o hagamos que la gloriosa despedida se convierta en nefasta.
¿Será mejor escuchar?: ¡es una pena que se haya ido!, o ¿será peor que digan?: ¡ya era hora de que se fuera.
El dilema o la cuestión se basa en darse cuenta si es bueno agotar los grandes momentos hasta que se difuminan o sí es más positivo dejar perder un espacio de fortuna para salir de ese terreno dejando una sensación positiva.
El caso es que en ocasiones puede ser muy buena idea el preparar un fin con éxito asegurado, en vez de dejarse llevar por la improvisación.