Se valora mas lo bueno de los malos

En este mundo estamos los malos y los buenos.
En todo caso pongamos como ejemplo de bondad, la solidaridad. Hay personas que son más altruistas que otras. Mientras que unos no se mueven sino reciben algo a cambio, otros lo dan todo sin esperar nada a cambio.
Quiero detenerme en lo que esperamos de estas personas y como reaccionamos ante sus buenas acciones.
Cuando somos participes de una buena acción de una de esas personas que, por norma, actúan desinteresadamente, lo vemos tan común que hasta pasamos por alto dicha acción. De hecho creemos que es su obligación.
Sin embargo nunca exigiríamos responsabilidades a un insolidario que no realiza una acción de ayuda a los demás.
Pero demos la vuelta a la tortilla y aquí es donde se clava la espina. Donde se puede ver el factor equivocado de nuestra precepción:
Si una persona de estas que no tienen por costumbre arrimar el hombro realiza una buena acción. Nos producirá un efecto sorpresa y alabaremos más de la cuenta su buen hacer, aunque no tenga demasiado mérito, nuestro agradecimiento será mayúsculo porque, simplemente, no nos lo esperábamos.
Sin embargo, si el caso es que una persona que siempre ayuda, no ha ejercido la buena acción esperada (justificada o injustificadamente). Arremetemos contra ella sin piedad, muchas veces, sin detenernos y ponernos en su lugar. Porque una persona que tiene un buen corazón no se deja embaucar por principios que no son propios de su forma de ser, a no ser que haya algo secundario que los demás no podemos ver a simple vista.
Realizo este escrito ateniéndome a ejemplos de la vida cotidiana. Siempre tendemos a minusvalorar las buenas acciones de los solidarios y a engrandecer las de las personas que no hacen nada a cambio de nada.
Viniendo de una persona u otra, si es una buena acción no deja de serlo. Tampoco los buenos están mas obligados a ayudar que las otras personas que tenemos por malas.

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