Quererse a uno mismo para querer a los demás

Quererse a uno mismo también es querer a los demás porque el bien que nos hacemos a nosotros mismos suele trascender a los demás. Cuidándonos también estamos en mejores condiciones para cuidar a los demás y si nos queremos será más fácil que el querer que sentimos por los demás fluya más fácilmente, quizá por una especie de empatia. Se suele decir que es necesario quererse a uno mismo para querer a los demás. 
Podemos querernos a nosotros mismos siendo buenas personas, cuidando nuestro interior, pero también nuestro exterior, nuestra forma de actuar para con los demás y nuestra forma de mostrarnos al mundo exterior, en nuestro modo de actuar e incluso en nuestra propia imagen. 
Si evitamos discutir y cabrearnos nos cuidamos a nosotros mismos, no proyectamos al exterior una imagen negativa pero tampoco sufrimos por este estado forzado. 
Si ayudamos a los además nos ayudamos a nosotros mismos, porque nunca sabemos cuando vamos a necesitar de la mano de los demás. Si no la precisáramos nunca mucho mejor, pero si algún día necesitáramos un apoyo externo siempre será más fácil recibirlo si antes hemos sido nosotros condescendientes en este sentido.
Si somos amables y educados, nos obligamos a mostrar formas más provechosas para nuestro bienestar y seremos mejor vistos. 
Si cuidamos nuestra salud estaremos en mejores condiciones de cuidar la de nuestros seres queridos. 
Si cuidamos nuestra imagen personal siempre proyectaremos mejor hacia el exterior que si no lo hacemos.
Cuidémonos para poder cuidar de los demás y querámonos para querer mejor a los demás.