A medio camino

Entre el último día de junio y el primero de julio es un buen momento para hacer un alto en el camino, reflexionar, porque es, prácticamente, la mitad del año. 
Ha pasado un año y se puede hacer un balance de todos los logros alcanzados, de todas las metas conseguidas, de los errores y fallos y de cuanto haya que mejorar. Quizá en este sentido, en el de quemar los malos hábitos, sea una jornada oportuna la de la noche de San Juan. Jornada en la que se alienta a echar a la hoguera todo lo malo, no sólo lo material sino también el resto de cosas que hacen fundamento de esta vida.
Y en tras ese repaso de lo acontecido llega el momento de marcarse nuevos objetivos, nuevas metas, en definitiva mirar hacia adelante. Siempre hay cosas por hacer, siempre se puede aprender, mejorar, lograr cosas. No todo tiene por que ser grandioso, ni significante, cada cual adaptándolo a sus gustos, a su momento vital e incluso a su entorno.